martes, 9 de septiembre de 2014

Be water my friend

El cuerpo humano está compuesto en un 70% de agua, así que no solo podemos ser agua a nuestro antojo, en el sentido figurado, como nos recomendaba Bruce Lee, sino que en un gran porcentaje, ya lo somos.
Y no sólo nosotros somos agua, la tierra donde vivimos esta cubierta en un 70% por agua.

Hoy me gustaría haceros reflexionar con el experimento más famoso del doctor Massaru Emoto, que mantiene que el agua es “el alma del universo” y todas las vibraciones afectan sobre sus moléculas ,alternado así su forma. El doctor afirma que en la estructura molecular del agua queda registrada las vibraciones de sonidos, de colores, de formas, de palabras, de emociones y de pensamientos. 
En su experimento, fotografió los cristales de hielo de agua que habían sido expuestos a bellas palabras, insultos, música clásica, música heavy metal...

Os dejo algunas de las imágenes de su experimento, para vuestra reflexión:









miércoles, 3 de septiembre de 2014

Dirigir tu vida a objetivos

La base del coaching son los objetivos o metas. Si diriges tus energías a las metas que quieras lograr, a corto o largo plazo, estarás dejando de dar palos de ciego, te sentirás más fuerte al ir consiguiendo todo lo que te propones y te acostumbrarás a tomar las riendas de tu vida para dejar de ser un esclavo de las circunstancias.

Os dejo un fragmento del libro "El monje que vendió su Ferrari" que habla de objetivos y de nuestra misión en la vida:

El secreto de la felicidad es simple: averigua qué es lo que te gusta hacer y dirige todas tus energías en esa dirección. Si analizas a las personas más felices, saludables y satisfechas de tu mundo, verás que todas han encontrado cuál era su pasión y luego se han dedicado a perseguirla. Esta vocación suele ser casi siempre la de servir a los demás. En cuanto concentres tu poder mental enconseguir lo que amas, la abundancia inundará tu vida y todos tus deseos serán satisfechos sin esfuerzo.
—O sea que se trata de averiguar lo que te gusta y luego hacerlo. ¿Es eso?
—Si merece la pena —replicó Julián.
—¿Cómo defines lo que merece la pena?
—Ya he dicho, John, que tu pasión debe mejorar la vida de los demás o servirla de alguna manera. Victor Frankl lo dijo mucho mejor que yo cuando escribió: «El éxito, como la felicidad, no debe perseguirse, sino seguirse. Y eso sólo es posible como efecto secundario de la dedicación personal a una causa mayor que uno mismo.» Primero descubre cuál es la misión de tu vida, así despertarás cada mañana con una reserva ilimitada de energía y entusiasmo. Todos tus pensamientos estarán concentrados en tu objetivo. No tendrás tiempo para perder el tiempo. El poder de la mente, por tanto, no se malgastará en pensamientos insignificantes. Automáticamente, borrarás el hábito de preocuparte y te volverás mucho más eficaz y productivo. Aún más, tendrás un profundo sentido de la armonía interna, como si algo te guiara para realizar tu misión en la vida. Es una sensación maravillosa. A mí me encanta
—Fascinante. Me gusta eso de despertar sintiéndome bien. Para serte franco, Julián, yo casi siempre me quedaría en la cama. Sería mejor que meterse en el tráfico, tratar con clientes  enfadados o agresivos, enfrentarse a tantas influencias negativas. Eso me produce un enorme cansancio.
—¿Sabes por qué la gente suele dormir tanto?
—¿Por qué?
—Pues porque no tienen nada mejor que hacer. Los que se levantan con el sol tienen una cosa en
común.
—¿La locura?
—Muy gracioso. No; todos tienen un objetivo que aviva las llamas de su potencial interior. Sus prioridades los impulsan, pero no de un modo obsesivo ni enfermizo. Y dado su entusiasmo y su amor
por cuanto hacen en la vida, esa gente sabe vivir el presente. Su atención está centrada en la tarea que se han marcado. De ese modo no hay fugas de energía. Esas personas son los individuos más vitales que hayas tenido la suerte de conocer.
—¿Fugas de energía? Me suena un poco a New Age, Julián. Seguro que eso no lo has aprendido en
Harvard.
—Es cierto. Ese concepto me viene de los Sabios de Sivana. Aunque tiene siglos de antigüedad, su aplicación es tan interesante hoy como lo fue cuando se inventó. A muchos de nosotros nos consume una innecesaria e interminable preocupación por todo, lo cual nos priva de la vitalidad natural. ¿Alguna vez has visto una rueda de bicicleta?
—Pues claro.
—Cuando está hinchada del todo, esa rueda puede llevarte sin problemas a tu destino. Pero si hay alguna fuga de aire, el neumático acaba desinflándose y tu viaje termina bruscamente. Así funciona también la mente. Las preocupaciones hacen que tu preciosa energía mental tenga fugas, igual que el aire
al escaparse de un neumático. Al final te quedas sin energía. Toda tu creatividad, tu optimismo y tu motivación han desaparecido, dejándote exhausto.